Todos los empresarios, en algún momento, se hacen esta pregunta.
El proceso de valoración incorpora un alto componente subjetivo, en tanto que obliga a realizar hipótesis sobre la evolución futura, tanto de la empresa como del sector y el conjunto de la economía. Cuando las valoraciones se hacen en años de expansión, las previsiones son más optimistas, y en consecuencia el valor resultante suele ser mayor.
El resultado final proporcionará un rango de valores, de tal forma que supondrá un valor mínimo para el vendedor y máximo para el comprador. Si la valoración se ha realizado correctamente, el precio final debería situarse dentro de ese rango.
Para valorar una empresa se debe analizar desde diferentes perspectivas:
- su situación patrimonial
- la capacidad de generar riqueza
- el análisis de operaciones realizadas en empresas del mismo sector.
Cada una de ellas tiene su metodología de valoración, que a continuación, describiremos de forma sintetizada:
- La valoración a partir del patrimonio proporciona un punto de partida. Los métodos basados en el patrimonio consideran que la empresa vale lo que tiene en su balance. No obstante, conviene corregir el valor de los activos que figuran en los libros contables por su valor de mercado. Por tanto, es necesario realizar tasaciones de los mismos. También habrá que hacer correcciones pertinentes en relación a los deterioros detectados por los auditores en su informe y que no han sido contabilizados. Evidentemente, los métodos basados en el patrimonio de la sociedad tienen la limitación de que no tienen en cuenta la capacidad futura para generar riqueza.
- El método de descuento de flujos de caja determina una valoración en base a los resultados que generará la empresa en un futuro. Este método requiere hacer proyecciones tanto de ingresos como de gastos. Se pueden realizar diferentes estimaciones en base a diferentes escenarios. Se utilizará una tasa de actualización para corregir el coste del dinero y para homogeneizar los flujos futuros. El principal hándicap de este método es que está basado en previsiones, que puede incorporar un alto componente de subjetividad.
- La valoración de múltiplos significa ponderar diferentes parámetros de la sociedad, ya sea balance, ingresos o resultados, usando coeficientes de transacciones realizadas en empresas del mismo sector. Un ejemplo son las tasaciones de inmuebles, que tienen en cuenta operaciones cerradas en determinada zona para determinar el valor del metro cuadrado. Uno de los múltiplos más conocidos es el PER, en inglés Price Earnings Ratio, que es el cociente entre el precio pagado y el beneficio. Este método resulta sencillo y rápido, pero tiene algunas limitaciones significativas, como puede ser la volatilidad de un año a otro en función del ciclo económico.
En nuestra opinión el método de los múltiplos puede ser un complemento de los anteriores, dicho de otro modo, una primera aproximación. Suponiendo que utilizamos los tres métodos, éste último puede servir para constatar si hay desviaciones significativas o no.
En la mayoría de casos será conveniente utilizar todos los métodos y analizar las causas de las eventuales desviaciones que puedan surgir. En el caso por ejemplo de que se trate de negocios inmobiliarios, o que resulte muy complejo establecer previsiones, la valoración a partir del patrimonio será la más aproximada. Por el contrario, cuando el negocio presente estabilidad en sus resultados, convendrá utilizar el método de descuento de flujos.
En definitiva, el método de valoración dependerá del sector en el que opere la empresa y de la información que dispongamos para el análisis.
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